Cuando la luz se apaga, la comunidad se activa: dinámicas colectivas que generan seguridad y bienestar emocional frente a la incertidumbre

laapagón eléctrico masivo del 28 de abril de 2025, que afectó a todo el estado español y otras zonas de Europa, puso a prueba la resiliencia de la sociedad ante una crisis repentina e inesperada. Pero en medio de la incertidumbre y la desconexión, los proyectos de vivienda cooperativa de Sostre Cívic se convirtieron en espacios de cuidado, creatividad colectiva y apoyo mutuo, mostrando el valor fundamental de la vida comunitaria.
En los proyectos, la ausencia de luz y conexiones digitales se convirtió en una oportunidad para reconectar con las personas cercanas y activar recursos compartidos. En La Xicoira, por ejemplo, todo empezó con una radio con pilas:
"De casualidad teníamos una radio con pilas en la sala, y unas vecinas bajaron a buscarla y ya nos juntamos unas cuantas. Pusimos un fogón de camping gas y cocinamos y almorzamos juntas en la sala... Estuvimos prácticamente hasta el anochecer haciendo juegos de mesa, escuchando la radio, leyendo la radio, leyendo. saludaban, se quedaban un ratito… En fin, lo cierto es que muy bien”, explica Eva Prats, vecina del proyecto.


Este tipo de respuesta colectiva no fue una excepción. En Clau Mestra, el encuentro espontáneo nació alrededor de una paellera y una bombona de butano:
"Venía de Barcelona. Cuando llegué aquí vi que muchas vecinas se habían puesto con la paellera y la bombona de butano, y con un transistor. Todas me preguntaron cómo estaba. Me sentí segura y acogida. Es un muy buen lugar donde vivir y donde encontrar una crisis como esta, rodeada de gente que podemos encontrar muchas posibilidades juntas.", relata la socia Berta Argemí.
Mientras tanto, en el proyecto de los Cirerers, el apagón se convirtió igualmente en una demostración espontánea de comunidad y colaboración. Al quedarse sin luz, todas las vecinas salieron a la terraza y decidieron aportar lo que tenían de comer para hacer un comida conjunta. El encuentro continuó con un cena comunitaria aprovechando una barbacoa y una bombona de gas compartida y socializando los alimentos disponibles entre todas. La jornada transcurrió colectivamente, con las vecinas reunidas en la terraza y las criaturas jugando, manteniendo la compañía y el apoyo mutuo como respuesta natural a la situación de emergencia.

Estas vivencias ilustran cómo los espacios cooperativos no sólo ofrecen vivienda digna y asequible, sino también una red sólida de soporte emocional y logístico que es esencial en situaciones de crisis. La convivencia, la confianza y la autoorganización que caracterizan a los proyectos de Sostre Cívic facilitan respuestas colectivas espontáneas y eficaces, que no sólo garantizan las necesidades básicas, sino también el bienestar emocional y la salud mental de las personas.
En momentos inestables como el vivido el pasado lunes, está claro que el cooperativismo no sólo construye vivienda, sino también comunidad. Una comunidad que, cuando todo falla, se activa, cuida y apoya.