Categoria: Premis i reconeixements

Sostre Cívic recibe el premio de Innovación Social de la Comisión Europea

La cooperativa catalana de vivienda ha sido una de las tres iniciativas premiadas entre las 21 propuestas finalistas del Concurso Europeo de Innovación Social

El jurado ha valorado la capacidad de transformación social y ecológica de los proyectos de viviendas en Barcelona y Calonge, los dos diseñados por la cooperativa de arquitectas Celobert

Los ganadores de la décima edición del Concurso Europeo de Innovación Social (EUSIC) fueron dados a conocer ayer por la Comisión Europea y el Consejo Europeo de Innovación y la Agencia Ejecutiva de las Pymes (EISMEA). En un acto celebrado en Bruselas, el Jurado dio a conocer las tres iniciativas ganadoras entre las 21 propuestas finalistas. Sostre Cívic, cooperativa catalana de vivienda cooperativa en cesión de uso, ha compartido podio con otras propuestas innovadoras de Italia y Austria. Es la tercera vez en 10 años que una iniciativa catalana se lleva un premio de este certamen. Este reconocimiento a Sostre Cívic se produce solo un mes después de recibir el Premio Plata de Vivienda otorgada por las Naciones Unidas, los premios más prestigiosos de vivienda a escala internacional.

El proyecto finalista presentado al concurso europeo se elaboró entre Sostre Cívic y Celobert, que presentaron dos proyectos de vivienda cooperativa a diferente escala, que incorporan estrategias de impacto social y medioambiental, además de voluntad de replicabilidad en el territorio. De la propuesta ganadora, el Jurado ha valorado que “implementa con éxito un modelo de vivienda alternativa, más justo y accesible, sin ánimo de lucro, no especulativo y transformador”. Hubert Gambs, director general de Industria de la Comisión Europea, ha manifestado que con este premio “apoyamos a las innovaciones sociales que aporten valor social, ambiental y económico a la vez. Los tres ganadores de la edición 2022 contribuyen en gran medida con sus proyectos innovadores al futuro de nuestra vida”.

El concurso EUSIC, impulsado el 2013, apoya a iniciativas innovadoras que dan respuesta a los retos de la sociedad actual, y este año se convocaba con un llamamiento específico para proyectos que afronten el reto de la innovación en viviendas asequibles y sostenibles en Europa. Cada iniciativa ganadora se lleva 50.000 €, pero todos los finalistas pudieron participar de una estancia de dos días de formación en innovación empresarial en Bruselas.

Entre los finalistas de la edición de este año también había dos proyectos de vivienda cooperativa en cesión de uso de Cataluña: La Borda, pionero en la nueva construcción de vivienda cooperativa en Sants (Barcelona); y La Titaranya, proyecto en promoción acompañado por La Dinamo en Valls (Tarragona).

Cirerers y La Sala, dos viviendas cooperativas innovadoras en transformación social y ambiental

Uno de los proyectos es la cooperativa de vivienda Cirerers construida en suelo municipal en el barrio de Roquetes de Barcelona, un edificio comunitario de ocho plantas con estructura de madera que aloja 32 unidades de convivencia. Este se ha diseñado conjuntamente con sus habitantes y destaca por su compromiso con la ciudad, la comunidad y el medio ambiente. Se trata de un edificio pasivo diseñado con criterios bioclimáticos que incorpora instalaciones eficientes y renovables, con un mínimo impacto ambiental y energético y que se integra en el barrio a través de su volumetría y uso de plantas bajas. Además, el edificio está construido en seco, técnica que permite el reciclaje de los materiales una vez finalizada su vida útil, y es prácticamente todo de madera. Esto lo convierte, actualmente, en el edificio más alto del Estado construido con este material.

El otro proyecto es La Sala, un edificio rehabilitado de Calonge y Sant Antoni (Girona), la primera vivienda cooperativa de Cataluña destinada exclusivamente a jóvenes menores de 35 años. La rehabilitación del edificio ha dotado el espacio de habitabilidad, sostenibilidad y eficiencia energética, y ha reconvertido un sistema de instalaciones individuales en uno colectivo que funciona a través de energía renovable. Además, dispone de un sistema de control y gestión energética que permite reducir considerablemente el consumo de energía. Este proyecto representa una estrategia clave para hacer efectivo el derecho a la vivienda a través de la cooperativización de espacios en desuso y la colaboración público privada, y sirve de precedente para impulsar iniciativas similares en poblaciones vecinas de la Costa Brava, muchas con problemas de acceso a la vivienda a causa del turismo.